martes, 18 de diciembre de 2012

Museo Thyssen-Bornemisza (Diario personal de Azahara Rodríguez Blanco) 20


En el Museo Thyssen-Bornemisza tuve la oportunidad de ver la exposición de Gauguin y el viaje a lo exótico que aborda tres cuestiones interrelacionadas. En la primera podemos ver como Gauguin reconquista el primitivismo por la vía del exotismo debido a su huida a Tahití. Sus pinturas icónicas no sólo se han convertido en las imágenes más seductoras del arte moderno sino que además ejercieron una influencia esencial en los movimientos artísticos de las primeras décadas del siglo XX. La segunda trata del viaje, el viaje como escape de la civilización, que servirá de impulso renovador a la vanguardia, y el viaje como salto atrás a los orígenes. La tercera, y última, se refiere a la concepción moderna de lo exótico y sus vinculaciones con la etnografía.

 Esta última imagen son papeles recortados que hizo Gauguin en sus últimos años de vida en la cama.


También visité el arte de Cartier, que desde 1983, Cartier ha ido reuniendo joyas, relojes y otros valiosos objetos en la Colección Cartier. Son procedentes de coleccionistas privados, minoristas o subastas. Las piezas más antiguas datan de los años sesenta del siglo XIX y las más modernas, de finales de la década de los noventa del siglo XX.
Esta exposición también incluye prestigiosos préstamos de la Familia Real española y del Palacio de Mónaco.
En las paredes se proyectan ampliaciones de páginas de los cuadernos de bocetos que ilustran el proceso creativo que dio lugar a esas piezas. Esos archivos se conservan actualmente en tres centros: París, Londres y Nueva York, y nos descubren el proceso creativo de cada objeto, desde su concepción en los talleres hasta el día de su venta.
 

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