Hace unos días encontré por casa una peonza de cuando era más pequeña y se me ocurrió pintarla para ver como quedaba, esta idea se me planteó porque al principio del trabajo que estoy haciendo con mis compañer@s, el profesor nos dijo que podíamos pintar una peonza y compararla con el arte vanguardista.
Con estas peonzas, lo que he realizado es añadirles color para que sean más atractivas para los niños y les llamen más la atención.
La primera que realice fue pensando en la cara de un payaso del circo, ya que a los niños les suelen gustar y tienen pintada la cara de una manera muy graciosa. Después en otra pinté la cara de Papa Noel, ya que estamos por fechas navideñas. Y por último, en la tercera hice un muñeco sonriente.
Las peonzas con las que he trabajado son de madera y tienen terminada la punta en circular, de hierro, con la primera que trabaje es la que tenía en casa y es un poquito más pequeña que las otras dos que compre.
La peonza también se denomina trompo, y han sido construidas con maderas duras, aunque también se han encontrado ejemplares realizados con arcilla, frutas secas o nueces de palma. El origen de la peonza o trompo se desconoce pero se tiene conocimiento de la existencia de las peonzas desde el año 4000 a.C, que fue cuando se hallaron los ejemplares con arcilla.
La peonza ha sido uno de los juegos tradicionales más populares, aunque ha sido sustituida lentamente por los juegos de la nueva generación. Aunque, gracias a la aparición de otros tipos de peonzas como la Beyblade o Levitron, peonzas más modernas con sonido, luz…, aún posee cierta vigencia en el mercado.
Para jugar con la peonza se necesita un espacio amplio; después, se enrolla la cuerda alrededor de la peonza y se lanza fuerte por uno de sus extremos contra el suelo, logrando que la peonza gire sobre su punta, lo que se denomina “bailar la peonza”.
Este juego sería para niños y niñas de 6 años aproximadamente, ya que depende del tipo de peonza que se utilice.
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